Pues resulta que, a última hora de la tarde, me dispuse a llegar a mi pueblo adoptivo por una ruta "offroad". Estuvo muy bien. El camino era divertido y sin apenas charcos. Además parece que empiezo a soltarme y a integrarme con la máquina. Me sentía suelto y tranquilo, hasta que... AY MADRE!!!, me descuidé un poco mirando una viña grande que estaba todavía sin podar y me fuí a un barbecho. Por suerte sujeté el guía con firmeza y la máquina se portó bien y no me tiró al suelo. Tras este trance llegué a la altura del Río Córcoles y me encontré con que el camino cruzaba a nivel con el río que iba como nunca lo he visto de agua, así que... media vuelta y por la carretera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario